Al otro día, en la mediodía, devki de la casa Noble han tenido la idea de ir a predvoditelskomu al pozo y no por la calle, donde eran esperados por los caballeros, y en el camino más corto a través de la bardana.
El ion no sabía ni el tiempo, ni el lugar, — él podía traducir Petersburgo a Moscú, Moscú en Inferior, Inferior a Kostromá, el domingo dirigir el martes, la mediodía a la medianoche, ser allí y aquí, en todas partes, — su omnipotencia era infinita, y, parece, en uno era solamente él y es débil y humano — en la temperatura: quería él o no quería, y comenzaba el invierno, porque helaba, quería él o no quería, y llegaba la primavera, porque se derretía, quería él o no quería, y surgía el ciclón, y detrás del ciclón iba el anticiclón.
Los hijos mayores empezaban a contener al anciano, — ya que él no podía independientemente obtener a él la alimentación.
El infierno asaba, como en el primer día. Moviendo, iba el Ion bajo el sol abrasador. Y las transeúntes casuales daban una vuelta alrededor lejos de ello.
No pivshi, tryasuchy, poplelsya del Ion al comerciante a Chernogubovu.
Y acaso él quería, y ha comenzado a temblar aquí la cabeza, y atacaba de repente la somnolencia, y él se caía donde ni ha caído, y no dormía, y en la somnolencia turbia seguía indiferentemente cualquier mosca que pasa volando y ni en que no pensaba.
— ¡Por última vez! — ha dicho Chernogubov, — no daré, y no pidas.
Y ha comenzado aquí la última pena: se casaba el hijo mayor y ha salido con la mujer la vida construir a su manera.
Y solamente al otro día el Ion era liberado, aki izblevan.